La Brigada de Homicidios (BH) de la PDI de Talca, entrega algunas recomendaciones y factores de riesgo a tener en cuenta para evitar este tipo de muertes accidentales en ésta época estival.
Si bien actualmente estamos en pandemia COVID19, y en algunas comunas de nuestra Región del Maule se encuentran en Fase Uno y Dos, queremos entregar algunas recomendaciones para aquellas personas que tengan la posibilidad de acercase a recintos con agua o piscinas, tengan presentes algunas consideraciones.
¿Qué es la muerte por sumersión/inmersión o ahogamiento?
La Organización Mundial de la Salud (OMS) define la muerte por sumersión como el proceso de sufrir dificultades respiratorias en un líquido que produce ahogamiento. Según la OMS existen distintas mediciones, las que varían según el país. Por ejemplo, algunos países excluyen los casos de ahogamiento debido a inundaciones (cataclismos) o accidentes en naves de recreo o de transporte acuático.
¿Qué hacer en caso de sumersión?
La consecuencia más importante de la sumersión prolongada bajo el agua, sin respiración, es la hipoxemia. Este es el factor crítico para determinar la evolución de la víctima.
En el proceso de recuperación normal de una persona semiahogada, la hipoxia es irreversible. Por tanto, el factor determinante del pronóstico neurológico es la rapidez con que se instaura la reanimación cardiopulmonar y se recupera la respiración espontánea y la contracción cardíaca. En consecuencia, un tratamiento de reanimación debe iniciarse siempre, en el mismo lugar del accidente.
Generalmente se desconocen antecedentes del accidente por inmersión, debido a que los rescatistas no saben cuánto tiempo lleva la víctima sumergida.
No obstante, hay algunos datos que hay que tener en cuenta:
Lo más importante es extraer a la víctima del lugar del ahogamiento e iniciar prontamente las medidas de reanimación.
El tratamiento de reanimación debe iniciarse en el lugar del accidente.
Si la víctima comienza a toser o a escupir agua por su nariz y boca, hay que ponerlo de lado, esto ayuda a evacuar el agua de los pulmones. Además, debe mantener la cabeza más baja que el resto del cuerpo, lo que reduce el riesgo de que el agua retorne a los pulmones.
Nunca intentar rescatar a alguien que está más allá de sus posibilidades físicas, la idea es evitar que hayan más víctimas.
Algunos factores de Riesgo:
• Edad: Los menores de edad que se encuentran sin supervisión de un adulto responsable, los adultos mayores y las personas con discapacidad son la población más propensa a sufrir accidentes de este tipo.
• Sexo: En general, los hombres presentan un índice de mortalidad mayor que el que ostentan las mujeres; lo mismo ocurre en el caso de muertes por inmersión. Los hombres están más expuestos al riesgo de ahogamiento y tienen más probabilidades de sufrir un episodio de ahogamiento no mortal. Los estudios del tema, indican que los varones se exponen más al agua y realizan prácticas más arriesgadas como, por ejemplo, bañarse en lugares prohibidos, en solitario, tras haber consumido alcohol, etc.
• Acceso al agua: Los niños que viven cerca de puntos o cursos de agua al aire libre, corren especial peligro de este tipo de muerte accidental. Además, en las localidades donde existen actividades económicas vinculadas al agua, como la pesca, suelen registrarse mayores cantidades de muertes por inmersión.
Otros factores de mayor riesgo de ahogamiento:
• Lactantes, menores de edad y adultos mayores sin vigilancia en bañeras o piscinas.
• Embarcaciones poco seguras o inadecuadas para condiciones climáticas adversas, carentes de dispositivos flotantes.
• Consumo de alcohol cerca o dentro del agua.
• Enfermedades preexistentes (epilepsia, problemas cardiacos, etc.).
• Catástrofes naturales como inundaciones, tsunamis o maremotos.